Estoy triste. Mi intuicion femenina no se equivocó, como había asegurado en un post anterior. Me limitaré a describir los hechos desde mi último post... y que las palabras se lo digan todo.
lunes 9: se corren insidiosos rumores acerca de mi persona y un gavilán que parecía que estaba rondando mi nido, respecto a una fiesta a la que asistimos el sábado en la noche, por el compleaños de mi queridísimo amigo Walther. Omar (nombre ficticio :P) y yo nos hicimos a los de Oruro y les seguimos la corriente, no sin antes habernos "tirado" en un exámen de "Teorías y Sistemas de Psicologia" :-(
martes 10: de nuevo me "tiré" en mi exámen de "Fundamentos de Psicología", pero ahogué mis penas en una fría y refrescante botella de cerveza Bock, diversión al 7% (de grado alcohólico).
miercoles 11: siento un dolorcito bastante molestoso en el corazón. Lo peor es que sé que no tiene nada que ver con la pesadez estomacal que traigo por la cerveza de ayer.
jueves 12: el chico de ojos claros me terminó de romper el corazón, si es que podía romperse más. Al final de todo, está con la chica esa; "la otra". Estoy tan triste que unos mensajes que rezan: "sé que esto te vá a sonar super raro y fuera de lugar y tampoco quiero que te sientas obligado a contestarme, pero tenía que sacármelo y decírtelo. Estoy triste y tal ves sólo tú puedas arreglarlo. Lo siento... pero me gustas. sólo quería que lo sepas" llegaron al celular de Omar, el gavilán. (uuppssssss!!!)
viernes 13: no puedo dejar de llorar. Ni siquiera otra cerveza puede ahogar mi pena.
N.T. El título del post hace referencia a un mensaje que una de esas mágicas noche, el chico de ojos claros me mandó.
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